Recetas con bechamel: Aprovecha al máximo este delicioso ingrediente

La bechamel tradicional se prepara calentando mantequilla en una sartén, agregando harina y cocinando por unos minutos. Luego se añade leche caliente poco a poco, sin dejar de remover, hasta obtener una salsa espesa y suave.

Algunas recetas populares que incluyen bechamel son las croquetas, las lasañas, los canelones, las espinacas a la crema y las berenjenas rellenas.

Sí, la bechamel sobrante se puede congelar perfectamente. Para ello, es recomendable dejarla enfriar por completo, verterla en recipientes herméticos y congelarla por un periodo de hasta 3 meses.

La bechamel sobrante se puede utilizar en recetas como croquetas, gratinados, rellenos de empanadas o pasteles, en salsas para pastas o como base para sopas cremosas.

La bechamel es una salsa madre de la cocina francesa hecha a base de mantequilla, harina y leche, mientras que la salsa blanca es una versión más ligera de la bechamel, donde se sustituye la mantequilla por aceite y se puede usar caldo en lugar de leche.

Sí, se puede preparar una bechamel sin gluten utilizando harina de maíz, harina de arroz u otras harinas libres de gluten en lugar de la harina de trigo tradicional.

La clave para una bechamel cremosa y sin grumos es cocinar la mezcla de mantequilla y harina el tiempo suficiente antes de añadir la leche, y luego incorporar la leche caliente poco a poco mientras se mezcla constantemente.

Se pueden hacer variaciones a la receta tradicional de bechamel añadiendo queso rallado para hacer una salsa Mornay, incorporando hierbas frescas o especias para darle un toque diferente, o sustituyendo parte de la leche por caldo para intensificar el sabor.

Sí, la bechamel es una salsa que suele ser alta en calorías debido a la mantequilla y la harina que se utilizan en su preparación. Se puede optar por versiones más ligeras utilizando leche desnatada y menos cantidad de mantequilla.

La mejor forma de conservar la bechamel preparada con anticipación es enfriarla rápidamente, guardarla en un recipiente hermético en el refrigerador y consumirla en un plazo de 2 a 3 días. Se puede recalentar a fuego suave añadiendo un poco de leche si es necesario para recuperar la textura cremosa.